9/3/11

Comerciales & Lady gaga

Pensaréis que siempre estoy en el bar... y no os equivocáis.


Hoy me gustaría hablar de unos "personajes" a cada cual más sintético (intentando emular a Lady Gaga) llamados comerciales.


Los primeros que se me aparecen cuando pienso en ellos son aquellos comerciales a los que uno cuando se le pasaban por al lado en la calle les tenía un "respeto". Hablo de los inconfundibles comerciales de "Tecnocasa".
Iban por la calle cuál rey en su salsa, buenos coches, la gente les tenía respeto...


En este momento tengo a mi lado un comercial (o así se hace llamar) de unas cárnicas. Lleva una hora en el  Restarurante discutiendo con mi amiga Pilar sobre el picado de las salchichas, las hamburguesas y los pinchos morunos de cerdo, y la pobre mujer ha machacado 4 de sus diálogos en tan solo 15 minutos, al parecer ella sabe mucho más que el propio comercial que se supone que conoce su marca, sus productos y las calidades de ellos.


Antes los comerciales sabían que tenían que vender, y conocían todas y cada una de las facetas de su marca o casa. No dejaban nunca que el cliente supiese más que ellos; su especialidad era no dejar hablar al posible cliente. 
Desde luego hoy, se ha perdido toda formación por dos razones de peso.


La primera de ellas es el hecho de que -todo el mundo puede trabajar de comercial- (como rezan algunos anuncios de prensa o internet) - no hace falta formación ni experiencia para formar parte de nuestro "gran equipo"- rezan otros tantos.  Así y con el plan de trabajo que tenemos en este país, todo el mundo se apunta y claro, cualquiera viene al bar a venderte, la cuestión es que llegues a unos objetivos previos y la empresa gane dinero.


La segunda de las razones pasa por la NO-formación de los integrantes de la plantilla en sí. Pasan de no tener trabajo a ir de "casa en casa" o "de bar en bar" sin necesidad de haberse formado a cargo de la empresa y ni siquiera haber leído ni un folleto de los productos que venderán.


Entonces llegan al bar de mi amiga Pilar (pongámoslo como ejemplo) y entran con cara de insípidos.
Mi amiga que ya les ve venir, hace un amago de estar haciendo nada importante, pero nunca le sale bien, porque son tan persistentes que esperan 20 minutos (o los que sean) para pillarla en el momento indicado; esa me parece que es la única picardía que tienen.
Acto seguido mi amiga apoya las manos en la barra de mármol y escucha, lo mismo de siempre, buenas tardes soy de tal empresa y vendemos tal y pascual... Caso omiso le hace Pilar mientras cuenta de dónde viene; lo para en seco y le dice un, vayamos al grano, mirándole fijamente a los ojos,
Y ahí empieza las asedio. Y pasa lo que pasa, el comercial se va pensando que ha hecho un buen trabajo, no por haber vendido kilos de uno o varios productos sino por pensar que le han escuchado, y eso les hace sentir bien.


Atrás quedaron los comerciales que salían de bares y domicilios con "todo vendido" (al estilo de los conciertos de Lady Gaga).

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